Es la hora de cenar, y tienes hambre. Y, precisamente, te apetece pizza. No te apetece un sandwich, o una tortilla francesa, no. Pizza. Así que rebuscas en el cajón de la cocina hasta que encuentras aquel folleto que se coló entre el manojo de facturas cuando comprobaste la correspondencia la semana pasada.
Lo encuentras, y llamas:
"Telepizza, ¿en qué puedo ayudarle?"
"Sí, buenas... Quería una pizza de atún y bacon con cebolla y alcaparras"
"Muy bien, ¿alguna otra cosa más?"
"Sí, ¿pueden poner la cebolla sólo en una mitad de la pizza?"
"Cómo no. ¿Alguna otra cosa más?"
"No, gracias"
"¿A nombre de quién, por favor?"
Ya entiendo muchas cosas de Nueva York.
OLI I7O
Hola Pablito! cómo me alegro que te hayas animado con el blog!! porque me encantan las historias (sobretodo cómo las cuentas) y porque voy retrasada en la lectura de tus aventurillas neoyorquinas y aquí las voy leyendo a ratos sin que me miren mal en la agencia; Muchos besos!!
ResponderEliminarPues chico, si te soy sincero, no he entendido la metáfora... :O
ResponderEliminarYo en un tiempito quiero visitar NY y tu blog, quieras que no, me está dando una idea de lo que me voy a encontrar ;)
Un saludote