viernes, 30 de marzo de 2007

Ha costado años


Bufff... Lo que ha costado conseguir esta foto.


OLI I7O

jueves, 29 de marzo de 2007

Pequeño Míster Sunshine

De entre todos los personajes de la película Pequeña Miss Sunshine, hay uno que me encanta, si bien la elección no es fácil. Me refiero a Richard, el personaje interpretado por Greg Kinnear. Encarna al prototipo de personaje al que las cosas no parecen irle todo lo bien que él quisiera, pero que su filosofía de superación, basada en la dicotomía ganadores-perdedores, le hace crearse un mundo ilusorio de optimismo.


La filosofía de Richard como padre le lleva a hacer que la autoestima de su hija Olive se tambalee en varios momentos de la película. Pero en un momento clave, Richard es capaz de dejar a un lado su filosofía y arrodillarse patéticamente ante alguien inflexible con las normas. Ese momento es el que hace grande a Richard. Cuando quieres algo de verdad, eres capaz de dejar de lado hasta tus ideales.

Richard me gusta porque lleva al extremo su filosofía. Y ese extremo no es otro que negarlo, y ser capaz de arrodillarse delante de quien haga falta. Yo antes era muy Richard. Dedicaba horas a hacer ejercicios de meditación en positivo, y me acostaba diciéndome a mí mismo que soy el mejor. Me encantaba encontrarme a alguien más inseguro que yo, y vomitarle toda aquella filosofía, que no era más que una coraza del miedo.

Últimamente me he encontrado a mucha gente que me ha vomitado a mí esa filosofía. En Estados Unidos, es muy normal esa cultura del winner-loser. Y, para qué decir otra cosa, la verdad es que me toca bastante las narices. Y no porque yo ande deprimido o eufórico, sino porque cuando yo tenía esa forma de ver la vida, cuando llegaba un necesario revés vital, era muy complicado adaptarse a esa nueva situación. Esta gente que lo ve todo invariablemente de color rosa, aparte de resultarme tediosos, no me despiertan mucha confianza, porque el miedo a equivocarse implícito en sus consejos, puede hacer mucho daño. Como le sucede a Richard con Olive. Y es que hace más daño un tonto bienintencionado que un listo malvado.

La euforia es a la felicidad lo que el enamoramiento al amor. Pero hoy no voy a hablar de amor. Hoy no. Ni siquiera voy a hablar de una calle de Manhattan, o del tipejo que me encontré el otro día. Hoy quiero expresar mi punto de vista sobre la vida, así, en general. La vida es una mezcla de azar y actitud, con unos ligeros toques de contradicciones. Esto ya lo dijo Hegel con su "dialéctica", la teoría filosófica vital (y artística) que más ha perdurado en mi cabeza como verdadera.

Azar, porque yo podría haber nacido en Somalia, y llevar veinte años con un fusil como juguete. Actitud, porque sí es cierto que las oportunidades de la vida las vamos creando nosotros mismos, en función de cómo interpretamos las señales (si las vemos). Y contradicción, porque sencillamente no puede existir un buen momento si no viene precedido de uno malo.

Tratar de meter con calzador todo lo que nos ocurre en los zapatos de los domingos es ingenuo. A mí, al menos, me funciona mejor maldecir cuando tengo que maldecir, o aprovechar una buena corriente de eventos en la que todo parece salirte bien. Actualmente me encuentro en el segundo caso. Despacio, pero las cosas están funcionando. Y no es optimismo, es sólo que soy consciente de que ahora toca que me vaya bien. El verdadero reto, sin embargo, es saber adaptarse a los cambios cuando éstos llegan.


OLI I7O

PD: Al hilo del título de esta entrada, me sorprende ver que la palabra "míster", según el diccionario de la RAE, sólo tiene esas dos acepciones, pero no la de "señor".

miércoles, 28 de marzo de 2007

¿Te das Queen?

Aprovechando que aún tengo días libres, no quería dejar pasar la oportunidad de conocer uno de los cinco barrios que forman Nueva York: Queens.

Cuando uno va a explorar una ciudad, una forma de elegir la zona que va a visitar es mirando el plano del metro. Depende de lo que uno busque, tal vez elija moverse por una zona donde confluyan muchas líneas, o una zona con varias estaciones cercanas, o incluso uno puede elegir moverse por algún sitio remoto, en el que apenas llegue una mísera línea de tren.

Para elegir a qué zona de Queens visitaría, he decidido ir donde confluyesen más líneas. Allí seguro que habría una enorme plaza (como pueda ser Plaza Cataluña, en Barcelona), y seguro que tendría mil sitios a donde moverme. Así pues, decido que iré a la estación Queens Plaza, donde confluyen cuatro líneas. Con ese nombre, seguro que habría una plaza donde poder sentarme, y pensar en cómo plantearía esta entrada del blog.

Me subo en la línea G, desde la estación Broadway (en Brooklyn). Es línea directa. Pero, a falta de una estación, el servicio entre semana se interrumpe en Court Square. No pasa nada, es una estación, y seguro que desde allí, puedo caminar por un florido bulevar hasta Queens Plaza. Me bajo del metro y me dirijo hacia la salida de la estación.

Nada más salir, la visión del monumental edificio City Corp me hace pensar, durante un segundo, que estoy en un pequeño Manhattan. Pero nada de eso. Allí sólo existe ese edificio. Nada más. Comienzo a caminar por donde llegaría a Queens Plaza, y conforme me acerco, adivino lo que se me viene encima. Queens Plaza es un intrincado laberinto de trenes elevados, calles que se cruzan, caos circulatorio... Es el extremo del Puente Queensborough, una zona puramente industrial. Ni plaza, ni bulevar, ni nada. Aquí tenéis lo que me encontré:


Según he podido averiguar, el puente de Queensborough tenía su encanto hasta hace diez años, que convirtieron la pasarela sur para peatones en un carril de coches, y habilitaron una pasarela en la parte norte. Con esto, las vistas que podría ofrecer el puente de toda la parte baja de Manhattan, se acabaron.

No pasa nada. Decido irme a otra parte de Queens donde confluyen varias líneas: Jackson Heights. Son varias paradas más, pero seguro que hay algo más que esto... Pues tampoco. Jackson Heights no es una zona muy distinta de donde vivo, con trenes elevados y cientos de Deli Groceries (o sea, ultramarinos, o más bien, tiendas de comida como las de los chinos en España). Aquí, sin embargo, la mayoría étnica es india.

Me han dicho que Astoria es una zona bonita, de predominancia étnica griega, pero ya no sé si creérmelo. Eso está más al norte, pero hoy no voy a ir. Si le doy otra oportunidad a Queens, será leyéndome la guía Lonely Planet. Desde luego, para hacer turismo, lo mejor es Manhattan. Me quedan muchísimas cosas por ver allí, y, sin duda, Manhattan es el mejor barrio para dejarse perder.


OLI I7O

Orden en la sala

Nueva York es una ciudad en la que te puedes encontrar tiendas como SamAsh, de la que he hablado hace un par de entradas, con sus instrumentos perfectamente ordenados y alineados, o el Music Inn, un pequeño local en pleno Greenwich Village (exactamente en el número 169 de W4 st) donde en apenas unos veinte metros cuadrados (tal vez menos), se concentra un número de instrumentos musicales étnicos amontonados de tal forma que ni siquiera puedes dar dos pasos sin tirar alguno al suelo. Aquí os pongo las fotos de SamAsh y el Music Inn:

En mi paseo de hoy por Greenwich Village, también me encontré con un bar que imagino que dirán que es el más antiguo de Nueva York. Se trata del Ear Bar, un bar situado en el 326 de Spring Street. Este bar tiene una curiosa peculiariedad: estaba situado justo hasta donde llegaba la orilla del río Hudson, bañando el margen oeste de la isla. Y realmente es curioso, porque parece imposible que el mar llegara hasta allí. El bar en cuestión era el lugar donde los marineros entraban en calor nada más llegar a Nueva York. El Ear Bar, además, es muy bonito, de madera antigua, si bien opino que le sobran las mesas interiores. En esta foto se pueden ver hasta los antiguos muelles de atraque de barcos:


Greenwich es un barrio que realmente parece otra ciudad. Actualmente es la zona más pija (junto con todo el East Side) y la zona oficialmente gay (junto con Chelsea). Sin embargo, lo que hace que parezca otra ciudad es la distribución de sus calles. Es como una protuberancia de la ciudad, donde la estructura general de las calles da un giro de unos 45º y te cambia la regla para orientarte de "si aquello es el Empire State", eso debe de ser el norte", que funciona en toda la ciudad. Sólo la Séptima Avenida marca un poco la orientación, pero en este barrio, las calles vuelven a tener nombres propios en vez de números.

Ya volveré a hablar del Village en otra ocasión. Hay mucho de que hablar. Poco a poco voy poniendo orden a mis ideas en esta ciudad, y tengo que decir que las cosas están yéndome muy bien. Desde luego, esto está siendo una experiencia muy buena, al menos hasta el momento. Sé que el Oli que anteayer trabajaba en una agencia de publicidad volverá, pero intuyo que materializado en otra forma. Yo, durante los años que pasé trabajando de camarero en Madrid, era capaz de ver el lado poético a un cubito de hielo, y esa visión me está trayendo muchas satisfacciones. Soy muy afortunado.


OLI I7O

lunes, 26 de marzo de 2007

Dudas sesudas y boludas

Cuando uno va al hemisferio sur, cosa que aún no he hecho, uno de los fenómenos más curiosos es la llamada Fuerza de Coriolis, que explica, entre otros, por qué los desagües giran en el sentido contrario al que estamos acostumbrados en el hemisferio norte.

Es curioso cómo he notado un efecto extraño en mi pelo desde que llegué aquí. Por más que intento peinarme con la raya en el lado de siempre, alguna misteriosa fuerza me obliga a tener que hacerlo hacia el otro sentido. Tal vez mi pelo está somatizando la Ley de Coriolis, aquí, en el hemisferio norte. ¿No os había dicho que éste es el país de las contradicciones? ¿Por qué pasa esto?

Así que a partir de ahora voy a dar por hecho que vengo de algún remoto lugar de África. No sería algo tan descabellado, dado que aquí nadie sabe intuir de dónde soy: los hispanos me hablan en inglés, y, pese a que yo les respondo en español, ellos siguen hablándome en inglés. Por otro lado, los americanos, que casi nadie habla español, se dirigen hacia mí en inglés. Vale, perfecto. Pero, luego se hacen los guays diciéndome: "No problemo". ¿Por qué no soy latino para unos, ni americano para otros? ¿Será que soy un gringo para los gringos?

Antes de partir de España, me decían: "Tío, pero si tú con el inglés no vas a tener problema. Además, hay mucha demanda de español, y allí se valora mucho para trabajar". Pues no. Aquí muchísima gente es bilingüe, y si no, pues no importa. Traducen las cosas como puedan y ya está. Por ejemplo, en un anuncio en el metro (para que la gente no se apresure a entrar cuando se cierran las puertas), el titular es: "No tome riesgos. Tome el siguiente tren". Señores, no se dice "tomar riesgos". Se dice "correr riesgos", pero claro, se les fastidia el juego de palabras (que creo que lo arreglan peor, pero bueno). Ahora que se ha redactado la nueva gramática del español, que unifica el castellano de todo el mundo, me gustaría ver si resuelven este tipo de dudas. Será divertido ver cómo tendremos que decir a partir de ahora ciertas cosas, ché.

Como ya he comentado en algún correo, Central Park nevado es una pasada. Y lo tranquilito que se está, paseando a tus anchas, es una maravilla. Me hice esta foto, y fijáos cómo al fondo se ve esa señora caminando sobre la fuente congelada. Para mí, eso de caminar sobre las aguas congeladas era algo nuevo hasta que hice una escapada a Boston. En esta foto, la mancha blanca del borde derecho de la fuente, también tiene su historia.


Y cada día que pasa se me plantean nuevas dudas, especialmente con lo que podríamos llamar el Sistema. El Sistema Americano... buf. Tiene unos puntos flacos bastante ingenuos, la verdad. Han llegado a poner tantas leyes, enmiendas, regulaciones... que ya nadie sabe exactamente cómo funciona el Sistema. Y claro, hecha la ley, hecha la trampa. Aún no os voy a contar a qué me refiero, pero empiezo a entender en qué consiste eso del Sueño Americano. Os dejo con la duda hasta otro capítulo.


OLI I7O

Tres cabras

Domingo por la mañana... qué bonito. Hace buen tiempo, aún no curro y estoy en Nueva York... ¡Tengo que salir a la calle! Voy a embriagarme de los aromas de Brooklyn, a formar parte de la poesía de sus calles, a ayudar a las ancianitas a subir el carro al tren elevado de la estación de Myrtle Avenue... ¿Pero qué ven mis ojos allí?


Un predicador en la calle... vaya. Por si no tuviera bastante con la proliferación de iglesias (de los llamados hardcore christians) en mi barrio, los que no tienen una capilla para sí mismos, se plantan en una esquina y ¡hala! a predicar la palabra de Jesús (como ellos la entienden). Esta mañana, en la esquina de Myrtle Avenue con Broadway, había dos de ellos, uno de los cuales le hacía la traducción al inglés al otro (y he de decir que le hacía un flaco favor en la propagación de su mensaje).

Qué pintoresco. Me imagino vivir encima de ellos, como cuando en España se juntan los de la cabra a tocarte el organo y te fastidian un domingo por la mañana. A mí me suena igual el mensaje de unos y de otros, y la sensación que me provoca verlos es la misma mezcla de curiosidad y espanto. Aunque al menos, la cabra da leche...


Pues nada, así es todo por aquí. Es, como dije en mi primer correo, la ciudad de los contrastes. Así que este domingo me he dedicado a hacer un poco de turismo. He estado en Sam Ash, en la calle 48 con Broadway (en pleno Times Square), una tienda de instrumentos musicales y partituras, especialmente dedicado a los amantes del jazz. En esa tienda había cucadas tales como un clarinete por 4000$ o un saxo tenor por unos 6000$ (y me soplan que no era demasiado en algunos casos).

Voy a poner alguna foto de Times Square, que la verdad es que mola bastante. Es de esos lugares que te hacen decir, en inglés: "Wow!", y en castellano: "¡Hostiá! ¡Qué fueettte!" Yo, por suerte, aún no pienso en inglés, y soy capaz de dedicar tres palabras, y no tres letras, a describir una emoción.


Creo que Times Square concentra la esencia de las imágenes preconcebidas que yo tenía de Nueva York. No es mi lugar favorito, pero es como un limpiaparabrisas de las sensaciones que tuvieras de esta ciudad hasta ese momento. Es como la película El Juego de Hollywood, donde un reputado guionista le dice al protagonista algo así como que no importa si la película es mala: con un final grandioso, la salvas. Pues en Nueva York es igual. Si alguien piensa que esta ciudad no le va a gustar, le recomiendo que se deje Times Square para el final. Yo creo que incluso mi tío, el comunista, saldrá alucinando de aquí.


OLI I7O

viernes, 23 de marzo de 2007

Rotundamente... NO

Muchos de vosotros me habéis hecho otra de las preguntas del millón: "¿Tienes trabajo?" Bueno... pues en esta foto, encontraréis la respuesta:


Pues sí, curro de conductor de autobuses en Nueva York...

No, claro, es broma. Ahora os cuento de qué va esa foto.

Bien, os cuento cosas. He estado estas semanas pendiente de si prosperaba una entrevista muy importante que hice en una agencia de publicidad por aquí. Tras varias semanas esperando una respuesta definitva, ayer mismo llegó, en forma de rotundo no (me encanta eso de "rotundo no", ¿cómo es un "no" rotundo?).

El caso es que esta puerta que se cierra, puede dar lugar a otras que se abran. Resulta que una agencia de representantes creativos están buscándome algo (se supone; viven de eso). En concreto, espero que la chica que me representa sea más eficaz que Estelle Leonard, la representante de Joey en Friends, a ver si voy a acabar siendo el Dr. Drake de la publicidad. Al menos, más guapa sí que es... aunque también vive de eso (de vender imagen, me refiero). Así pues, se puede decir que estoy pasando por las fases típicas que uno pasa cuando llega a una ciudad. Ya tengo mi móvil, mi pisico, mi gentecilla (ya iré contando) y ya sólo falta el trabajo. Mientras llega, probablemente busque un curro para sobrevivir, porque no soy Muñoz-Molina como para vivir de lo que escribo (ni por la calidad, aunque eso me importa menos). Así que ya os iré contando cosas también en ese aspecto.

Como os decía, la foto de arriba corresponde al New York Transit Museum. Es el museo dedicado a todo lo que a transporte público de Nueva York se refiere. Está ubicado en una antigua estación de metro de verdad, habilitada para que la visita sea agradable. La parte de arriba (lo que sería el recibidor de la estación) está dedicada a mostrar cómo se construían los túneles, los enormes puentes, las máquinas, las plataformas levadizas... todo con una documentación gráfica impresionante. Era la revolución industrial, e incluso los andamiajes de madera eran obras arquitectónicas monumentales. También hay una sección dedicada a la rehabilitación de la zona cero del WTC (es curioso cómo los obreros parecen igualmente de principios de siglo), y otra parte con molinetes de acceso, o la evolución de las fichas (tokens), hasta la actual MetroCard. En el fondo, donde me hice esa foto, hay una mini-ciudad simulada (que les encanta a los críos, ejem) con semáforos, autobuses de varias épocas y diversas instalaciones interactivas.

En la parte de abajo se pueden visitar numerosos vagones de la época. Los que eran de madera, con asientos de mimbre (casi coloniales) fueron los que más me gustaron. Pero también están los sesenteros, con la publicidad de la época todavía en las paredes. El New York Transit Museum es algo totalmente recomendable, fuera del circuito turístico de Manhattan, pero a pocas manzanas del hermoso Brooklyn Heights, una de las zonas más intactas de todo Nueva York. Desde ahí, si nos apetece barullo podemos ir por el puente de Brooklyn hacia Manhattan. Si nos apetece curiosear en sitios especiales, íntimos, recomiendo quedarse por la zona de Dumbo, con un gran número de cafeterías y calles adoquinadas.


OLI I7O

jueves, 22 de marzo de 2007

Lindsayismos

"¿Qué hacen esas dos en un blog de Oli?", estaréis pensando. Muy sencillo. Es para ilustrar una teoría que he desarrollado estos días aquí. Si en España tenemos a las Juanis, en Estados Unidos tienen a las Lindsays. Gran parte de las chicas aquí parecen copias exactas las unas de las otras, y Lindsay Lohan es el actual modelo de referencia. Ya hace un tiempo que lo viene siendo, pero parece que la moda no pasa. Todas las chicas a las que Lindsay Lohan representa, van con su pelo "salt 'n pepper" (con mechas), con el mismo maquillaje, con la misma actitud pija... y no son pocas, la verdad. Un paseíllo por Union Square es suficiente para darse cuenta de que estamos invadidos.


Bueeeeno, sí... tal vez exagero; no tenéis más remedio que acostumbraros. Yo, en cuanto huelo un poco de carnaza, me afilo las garras para poder pillar un buen trozo. Y Lindsay Lohan es un icono que da demasiado juego como para desaprovecharlo, al margen de sus desfasadas fiestas.

Más cosas. La música. Bufff... menos mal que estamos en la era de internet, porque la televisión en este país tampoco ayuda mucho en esto. Principalmente, se escucha hip hop. Pero hip hop del malo, malísimo (gangsta, un carro lleno de violencia y glamour al que todo el que puede se apunta), de ése con bailarinas lindsayianas, lleno de vacío vacileo. Y cambias de canal, y todo es así. Hay un canal de música country que al final se está ganando un huequito en mi vida en Nueva York, ya que al menos ponen alguna que otra canción acústica. Pero poco más. Así que, a youtubear, a pandorear, y a soundclickear. Lo irónico es que en Nueva York, hay muchísimos clubes de jazz. En West Village, por ejemplo, pegado al SoHo, hay unos cuantos que ya tengo ganas de visitar. Ya os iré contando en otra ocasión.

Las iglesias están suponiendo una fuente de inspiración enorme para este blog. Una de las primeras que ví fue Saint Patrick's Cathedral, una catedral neogótica (como dice un amigo, el sufijo "neo" significa "mierda") que parece hecha con terrones de azúcar moreno en vez de ladrillos. Es tan "perfecta", que estar ahí dentro es como ver "El Señor de los Anillos" en una PSP. Echas de menos la autenticidad de una verdadera catedral gótica. No me detuve mucho, la verdad, porque hay otras iglesias, como Saint Vincent Ferrer Church, que son más bonitas y humildes. Eso sí, en mi top ten de iglesias, está la Emmanuel Baptist Church, una iglesia de las de coro gospel femenino (y qué coro: casi un tercio del aforo), una banda completa (batería, piano, órgano, bajo y guitarra), manos con crema antiarrugas, familias vestidas con sus mejores galas para cantar... Cómo se me puso la piel de gallina con las dos solistas que salieron, qué voces.

A mí, el tema religioso no es que me convenza mucho. Siempre digo que creo en las personas que creen en Dios, pero yo me atengo a lo que veo. Y la misa católica-apostólica romana es muy aburrida. La misa baptista, aún sin comunión, sin imágenes, ni nada, tiene más chicha. El sermón del pastor es un espectáculo que todo el mundo debería ver al menos una vez en su vida. El pastor acaba casi rapeando, con el coro gospel remarcando sus frases. Sé que la rama baptista es muy limitada, y se basa en cinco o seis palabras (Halleluyah, God, Jesus, Love y Forever), pero creo que, como amante de las palabras que soy, tiene más fuerza que la apostólica romana (que, todo sea dicho, fui a una misa latino-cristiana con toques santeros que me dio un poco de yuyu).

He empezado hablando de la Juani y la Lindsay, y he acabado hablando de Dios. Aversi, aversi, aversi acabo hecho un devoto y se me va la chispa por debajo del púlpito...


OLI I7O

miércoles, 21 de marzo de 2007

¡Empezamos!

¡Claro! ¿Para qué tardar más? Es primavera, estoy en Nueva York y tengo muchas cosas que contar... Sin embargo, voy a empezar desde el principio.

La primera pregunta del millón. Bueno, he de decir que en todo este tema de Nueva York, me he topado con varias "preguntas del millón". Poco a poco las iré desvelando, pero de momento, empezamos con la primera: "¿por qué te viniste a Nueva York?"

No sé cuándo empezó todo. Creo que fue cuando, de pequeño, ví Cazafantasmas. En ella, Nueva York era un personaje más. Me molaba tanto esa película, que yo creo que interioricé cada elemento de modo que, con el tiempo, se ha convertido en algo mío. Desde entonces, he visto cientos de películas que están ambientadas en Nueva York, pero la que marcó otro punto de inflexión fue La Jungla de Cristal III. Una gymkhana a lo largo de la ciudad... ¿podía haber algo más divertido? Esta película, por cierto, la pusieron el otro día en la tele, y la pude ver con otros ojos.

Yo calculo que serán unos quince años los que Nueva York ha estado en mi cabeza. A veces vestida de pasión, otras vestida de turista, y otras simplemente de curiosidad. Pero claro, hace quince años no era buen momento para venir, porque estaba en el instituto (buf...). Luego, en la universidad, tampoco era buen momento, porque tenía que terminar mis estudios.

Ya casi terminada la carrera, fue el 11 de septiembre de 2001. Y, claro, tampoco era buen momento. Al año siguiente me fui a Madrid, y empecé a meter cabeza en el mundo de la publicidad, y tampoco era buen momento...

Hasta que un día de septiembre de 2006, me dí cuenta de que estaba pasando el tiempo, y yo seguía sin ir a la ciudad. Ni como turista, ni como estudiante, ni nada. Quería ir a la ciudad y hacer algo más que pasarme una semana gastando pelas como un guiri. Así que, dado que varias circunstancias (mentales y logísticas) lo propiciaron, empecé a mover hilos para ir a Nueva York.

Fue una decisión muy difícil. Sin embargo, descubría que allá por donde lo iba contando, la gente me decía: "¡Guau! ¡Qué envidia! ¡Yo siempre he querido hacer algo así!" Y eso me hacía más fuerte, porque le daba otro valor a mi decisión. Renuncié a una excelente convivencia con Sarita en un piso de Malasaña a muy buen precio. Cargué con la cruz de la distancia al día a día con una novia que nunca eligió esa situación, y me despedí de un trabajo por el que mucha gente mataría en una de las mejores agencias de publicidad. Y mil cosas más. Todo por un sueño al que todavía no era capaz de darle forma. Un sueño hecho del humo que tantas veces veía emanar de las alcantarillas en las películas ambientadas en Nueva York.

El día que compré el billete de avión, apenas pude dormir. Veía cómo se desmontaba poco a poco mi mundo en Madrid, y no era capaz de ver más allá de esta fecha: el 14 de febrero de 2007. Desde hacía unos años, esa fecha me había traído cambios, y elegí volar ese día para sentirme seguro en lo único que me quedaba: mi intuición.

Lo pasé mal. Tenía miedos de todo tipo (miedos reales, miedos ridículos...), pero nunca me arrepentí de mi decisión. Tan sólo, a veces me preguntaba: "¿Qué coño he hecho?"; incluso cuando estaba subido en el avión, aún no me lo creía. Tenía mucha ilusión, y tenía claros mis objetivos. Lo importante era ser fuerte y paciente. Sabía que las cosas serían difíciles en algunas ocasiones, y que echaría mucho de menos a mi gente, a tantos kilómetros, pero también sabía que sólo habría podido venir a esta ciudad en este preciso momento. Antes, no hubiera estado preparado.

Llegué la noche más fría en lo que va de año, el día que hubo una tormenta de nieve. Además, estuvimos retenidos dentro del avión cuatro horas, tras un vuelo de nueve horas, sin contar la escala en Frankfurt (y las dos horas desde Barajas). Cuando tiraba de esas dos maletas por la nieve, creía que no lo conseguiría, pero llegué al "campamento base" (el estudio de mi amigo Justo) sano y salvo.

Ya iré entrelazando historias del proceso de adaptación, pero de momento voy a continuar el blog con historias de la gente de aquí, sus costumbres, sus calles... Habrá de todo (incluso autocrítica), pero no dejará de ser mi visión de las cosas.


OLI I7O

Mi blogofrenia

Pues sí, pues sí. Aunque no soy nuevo en esto de los blogs, he caído en la tentación de ir contando mis avatares por la Gran Manzana en un blog personal. Era un paso lógico, que sinceramente no es el que más me convence para transmitir las cosas, pero creo que me servirá... Al menos no he tenido que recurrir a los odiosos myspace.

Ante todo, quiero decir que no voy a ser muy participativo que digamos de la comunidad blogosférica. Tampoco llegaré al extremo de mi querido Backbeat ("la blogosfera me la pela") Aquí voy a contar mis cosas, y pondré mi selección de fotos, porque el material que empiezo a acumular sobre Nueva York es tan grande que si no hago algo de este tipo, cuando vuelva a España, seré incapaz de ponerle orden a todo. De vez en cuando enlazaré algún blogger, pero si puedo, me venderé a una causa más materialista enlazando AdSenses, por si me llega alguna perrica de vez en cuando (vosotros pinchad, malditos).

Aquí trataré de contar otras cosas que no cuento en las listas de correos que muchos de vosotros ya sufrís. El público pide carnaza, y yo me debo a mi público. Me preguntan: "Pero ¿tienes ya trabajo? ¿Cómo estás tú? ¿Es cierto que todo el mundo lleva pistola?" Todas estas cuestiones, y otras que se me vayan ocurriendo, las iré respondiendo poco a poco.

Eso sí, debo advertiros que sufro de blogofrenia aguda: todo lo que escribo está pensado para que vosotros lo leáis. Esto quiere decir que a veces leeréis estúpidas aclaraciones que no tendría por qué hacerme a mí mismo. Para mí, eso es la blogofrenia, un término que no sé si ya existía, ni si significaba eso. La blogofrenia existe, pero si no fuera por esta blogofrenia que sufro, vosotros no podríais leerme.

Así que por eso mismo, gracias. Intentaré contar cosas interesantes.


OLI I7O