sábado, 2 de junio de 2007

Los niños, niños son

Hoy he ido a comer a Clement Moore Park, en la calle 22 con la Décima Avenida. Justo a las 14:30, se produce el siguiente espectáculo: una estampida de niños de un colegio cercano invade el parque a la hora del recreo.

Los niños, cuando juegan, son una buena fuente de inspiración. Ves cómo se organizan en estratos sociales. En ese parque, puedes encontrar, entre otros, a los brutotes (que juegan a una especie de béisbol simplificado), a los intrépidos (generalmente niñas, que se balancean en los columpios hasta que sólo ven el cielo), a los curiosos (que, ajenos al barullo del parque, suelen ser un grupo de dos o tres niños en la esquina que cazan lombrices, examinan plantas y comparan piedras), a los solitarios...

Pero hay algo común a todos ellos que me fascina: cuando juegan, quieren dominar los cuatro elementos. Para un niño, dominar el fuego, la tierra, el aire o el agua, implica un logro que los hace más fuertes y respetables ante los demás. Por ejemplo, ¿de dónde viene la afición de hacer castillos de arena en una playa, cuanto más altos, mejor? ¿O por qué, cuando hay una fuente de agua, siempre hay niños que intentan dirigir el chorro a otra parte? De la atracción que provoca el fuego, mejor ni hablar. Y el viento... me viene a la memoria una de las últimas escenas de Babel, en la que dos niños marroquíes juegan a desafiar el viento equilibrando su peso.

Los niños son niños en España, Estados Unidos, o Marruecos. Por eso, me gustaría romper una regla básica (y obvia) de este blog y terminar con esta foto, tomada no en Nueva York, sino en Marrakech, hace dos agostos. No es la foto que hubiera tomado hoy en Clement Moore Park, pero se le parece mucho.

OLI I7O

1 comentarios:

Anónimo dijo...

...y que nunca dejen de serlo.