viernes, 4 de mayo de 2007

Por la canción

Cuando voy en tren, habitualmente hay varias canciones que me apetece escuchar en momentos determinados. Hoy, sin embargo, me he puesto música sin complicaciones, para pensar en mis cosas y mirar el perfil de Manhattan por la ventana del tren.

Al sentarme en el tren, había delante de mí una joven mujer china con su hija. Al verlas, recordé que ya las había visto un par de veces antes. Estaban en el mismo vagón que las otras veces. Esto es porque los chinos y yo somos gente de costumbres, y solemos elegir el mismo vagón y los mismos asientos en nuestros desplazamientos.

La niña, de unos seis años, era preciosa. Tenía unas gafitas de alambre, y revoloteaba en el asiento, sintiendo curiosidad por todo lo que le rodeaba, tanto dentro, como fuera del vagón. De vez en cuando sonreía a su madre, y ésta le daba un beso.

Era una escena muy emotiva, como un charco que refleja el único rayo de sol en un callejón. En ese momento, mirándola, se me escapó una sonrisa.

La madre me miró, y me pregunta, con el semblante serio: "¿Estás sonriéndole a mi hija?" De pronto me vino de golpe la América puritana, la de que si miras a un niño eres sospechoso de pedofilia. La América que llena portadas del Daily Sun.

Recapacito durante una décima de segundo y finjo que miraba hacia el infinito. Agito la cabeza con cara de sorprendido como si me estuviera dando cuenta de que me están hablando, y me quito los cascos de las orejas. Le digo: "¿Perdón?" Y ella me repite: "¿Estás sonriéndole a mi hija?".

Le respondo lo más inteligente que se me ocurre en ese momento: "No, por supuesto. Es por la canción que estoy escuchando, que me hace sonreír"


OLI I7O

3 comentarios:

Guardagujas dijo...

Sólo los niños aplastan sus narices contra los vidrios. Tal vez sean los únicos a los que les permitimos hacerlo...

-Tienen suerte.

Anónimo dijo...

Juas, yo no hubiera mentido, si te hace sonreír la actitud de un niño no tiene por que ser nada malo ni tú ser un tipo extraño.

Definitivamente, y como diría Obelix... Están locos estos americanos :D

Rubén el Corsario dijo...

En el aeropuerto de Orlando estaba sentado esperando a que abrieran la puerta de embarque. Frente a mi había un chaval que para hacer la espera más amena sacó su portátil de la funda. Un niño de unos 12 años más o menos. Me quedé mirando su ordenador. Estaba tuneado con caras de extraterrestres por toda la superficie y sonreí. La madre me vió y dijo con mirada simpática. He likes that kind of staff. Y me regaló un amable sonrisa. No se puede juzgar a toda una población por un hecho determinado, cada persona es un mundo.
Por lo demás genial blog. Aunque lo leo con unos años de retraso. Quiero descubrir por que dejaste de escribir. Pero paso a paso. Saludos!